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Net Zero: un concepto que se instala con fuerza en las inversiones
En los últimos meses dos palabras han estado resonando fuerte en boca de diversos líderes de opinión: políticos de todos los espectros, medioambientalistas, empresarios y exponentes del mundo financiero. Ellas son “NET ZERO”, o en su traducción al español “carbono neutralidad”. Esta es una buena noticia para quienes estamos preocupados por el cambio climático. Hoy existe consenso respecto a cómo debemos avanzar para detener los efectos del calentamiento global y cada vez son más quienes se comprometen con esta iniciativa. Una de las soluciones que se plantean en esa línea es la carbono neutralidad a 2050.
Para limitar el aumento de la temperatura del planeta a 1,5 grados en comparación a los niveles pre industriales (que es el objetivo que marcan los expertos), es necesario alcanzar la meta de emisiones netas cero (o “net zero”) en 28 años. Esto es lo que se conoce como Acuerdo de París, que fue suscrito por todos los países del mundo en la COP21. De no lograrlo, la senda actual nos lleva a un aumento de la temperatura que tendría efectos devastadores sobre el clima, la flora, fauna y habitabilidad de ciertas geografías.
Carbono neutralidad significa que las emisiones netas, no las totales, sean cero. Esto se alcanza reduciendo una parte de las emisiones, y compensando las restantes. Por ejemplo, una empresa que emite 1,7 giga toneladas de carbono por año, acuerda reducir las mismas en un 50% mediante el uso de energías renovables, y utiliza tecnologías de captura y almacenamiento de carbono para lo que no logra reducir.
Chile es uno de los más de 70 países que se ha comprometido con el objetivo de la carbono neutralidad, un movimiento del cual forman parte ciudades, empresas y diversas organizaciones. La transición climática podría ser uno de los objetivos más ambiciosos a los que se ha enfrentado la humanidad. Cambiará la forma en que vivimos y requerirá un accionar político sin precedentes. Esto representará un cambio en la forma en que las empresas llevan a cabo sus negocios. Las agresivas políticas públicas que serán necesarias para cumplir los objetivos podrían significar menores ventas o mayores costos para ciertas compañías, así como oportunidades de negocio para otras.
El análisis financiero tradicional en general es de corto o mediano plazo. Incorporando aspectos ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG, o ESG por sus siglas en inglés) en los procesos de inversión, nos aseguramos de ampliar el enfoque al largo plazo e incluir en los ejercicios financieros riesgos y oportunidades que han cobrado importancia, y que pueden ser relevantes al momento de definir la decisión de inversión.
Quienes se adelanten y logren entender de mejor forma esta temática serán los ganadores, ya que la correcta valorización y selección de activos financieros es la clave para perseguir mejores retornos. Es por eso que, hoy más que nunca, es importante que consideres este tema al momento de invertir.
Florencia Ricci
Gerente de Estudios Banchile AGF