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Cuando las malas noticias son buenas noticias

Mucho se habló, cuando comenzaba la pandemia, que primero había que hacerse cargo de la crisis sanitaria y luego, de la recesión que se incubaría. Y es que cuando todo el mundo -literalmente- se detiene al mismo tiempo, hay que aplicar políticas públicas y monetarias para evitar que colapse el sistema.

Con la pandemia “oficialmente” ya en retirada, estamos viendo los efectos. El más evidente y más da que hablar por estos días es la inflación (luego vendrá “el tema” de la deuda de los países). En este momento, la inflación es un fenómeno que está afectando a gran parte del mundo, principalmente por dos motivos. Primero, el aumento de la oferta monetaria. A nivel global, esta aumentó en torno a un 20% (¡en Chile, mucho más!). Según la teoría cuantitativa del dinero, un aumento de la masa monetaria más allá de lo óptimo (determinado principalmente por la actividad), causa inflación. Esto sería un fenómeno puramente monetario en el largo plazo, pero en el corto plazo tiene efectos reales. Y así lo hemos visto: luego del boom del consumo y el gran crecimiento del PIB del año pasado, ahora se observa menos consumo, peores perspectivas de crecimiento, un mercado laboral que se debilita, salarios reales que bajan.

Otra causa de la inflación mundial tiene relación con el shock de precios de alimentos y energía, gatillado por guerra en Ucrania. Aún cuando, en general, estos precios han cedido en el último tiempo, se generó un shock que se ha percibido como más persistente que lo anticipado. Aquí la fortaleza del dólar a nivel global ha jugado una mala pasada, pues aún cuando estos precios han bajado en el margen, el mayor valor del dólar no ha permitido que estos precios vuelvan a niveles pre-guerra en el destino final.

Todo esto ha configurado un panorama donde las autoridades monetarias han tenido que subir tasas de interés para combatir esta escalada inflacionaria. El Banco Central de Chile comenzó su ajuste en julio del 2021 y lo terminó ayer. Así, subió la Tasa de Política monetaria de 0,5% a 11,25%.

La Fed, por su parte, demoró en comenzar a subir las tasas, pensando que la inflación sería transitoria. Así, ha tenido que endurecer su discurso de política monetaria, anunciando que tendrá más alzas, este y el próximo año. Esto ha fortalecido al dólar, al tiempo que mantiene al mercado nervioso, con volatilidad y muy atentos a los datos reales de Estados Unidos (datos laborales y de actividad), además de su evolución inflacionaria. Es así como en el último tiempo el mercado reacciona favorablemente (IPSA sube, baja el dólar) cuando los datos de EE.UU. son peores a lo anticipado, porque sugiere que la Fed sería menos agresiva en el alza de tasas. Es decir, malos datos económicos en EE.UU. provocan reacciones positivas en el mercado (y vice-versa). Así es como una mala noticia se transforma en una buena noticia.


Carolina Grünwald – Economista jefe Banchile Inversiones