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La mirada de la Mona Lisa

Hace algunas semanas el semanario británico The Economist nos daba la bienvenida al “Mona Lisa effect”, o “El efecto Mona Lisa” para referirse al nuevo orden de la economía Mundial. La idea central hablaba de lo diferente que se percibe este famoso cuadro de Leonardo da Vinci cada vez que se observa. A primera vista la Mona Lisa puede parecer pensativa, al visitarla años más tarde puede parecer contenta, o en otra oportunidad parecer enojada. Y así.

Esto se presenta como un paralelo a lo que se percibe de la economía global y de cómo ha cambiado rápidamente la percepción de la misma. Y es que estamos en un mundo donde el arte de proyectar o anticipar diversos escenarios se ha vuelto mucho más difícil.

Sólo por mencionar un elemento, pensemos en las tasas de interés. Previo al año 2020, en un mundo sin pandemia, si alguien hubiese dicho que la inflación volvería a ser un tema en Chile (y en el mundo), no le habríamos creído. Veníamos gozando desde hace años de estabilidad en los precios y de tasas de interés muy bajas. Incluso, ya se hablaba de “free money” y de una “Nueva Política Monetaria”, donde incluso se llegó a proponer la idea de unir la Política Monetaria a la Política Fiscal. Esto último básicamente consistía en aprovechar tasas reales negativas para gastar más. Total “el dinero es gratis”. En algunos países, además, se llegaron a ofrecer tasas negativas en créditos hipotecarios. Es decir, pagaban por financiar la vivienda. Y es que no había donde “colocar” el dinero. Todo esto se daba en un mundo donde había exceso de ahorro (¡sí, exceso de ahorro!).

Pues bien, años después, miramos el cuadro de la Mona Lisa otra vez y nos encontramos con una apreciación totalmente diferente: un mundo donde la inflación ha subido de manera considerable (principalmente por los efectos de la Pandemia y de la Guerra de Rusia y Ucrania). Hubo que incorporar dinero al sistema para apoyar las cuarentenas, irrupciones en las cadenas de valor internacionales, aumentos de costos y aumentos de precio en alimentos y energía…todo desencadenando en mayores niveles de precios.

Lo anterior fue desencadenando en aumentos de las tasas de interés y -como no- la deuda de los países. Ya no se habla ni de inflación “demasiado baja”, tampoco de “tasas reales negativas” y menos de “exceso de ahorro”.

El riesgo ha cambiado, la Deuda que están adquiriendo las diferentes economías junto con las mayores tasas de interés, auguran mayor carga por pago del servicio de esta deuda. Sin duda será este un tema central a discutir una vez controlada la inflación, que ha demorado mucho más de lo anticipado en ceder.

Carolina Grünwald, Economista jefe Banchile Inversiones